La brecha de la inteligencia artificial en América Latina

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La brecha de la inteligencia artificial en América Latina

Cuando se habla de inteligencia artificial, la conversación suele girar en torno a Silicon Valley, Shenzhen o Londres. Pero al sur del continente, una región entera intenta escribir su propio capítulo en esta historia: América Latina.

El nuevo Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2025, presentado por la CEPAL, muestra un continente que acelera en la adopción tecnológica, pero aún corre detrás de la curva global. El informe revela un dato tan preciso como inquietante: la región representa 6,6 % del PIB mundial, pero solo 1,12 % de la inversión global en IA.

No es una cifra técnica: sino una brecha histórica.

La distancia entre quienes diseñan el futuro y quienes apenas comienzan a adaptarlo.

Un mapa desigual del progreso

El estudio evalúa a diecinueve países en cuatro dimensiones: gobernanza, infraestructura, capital humano y ecosistema productivo. 

En la mayoría, los avances son puntuales, no sistémicos. Chile, Brasil y Uruguay encabezan el ranking por su marco regulatorio y capacidad institucional, mientras otras economías avanzan sin políticas claras ni mecanismos de coordinación regional.

En la práctica, esto significa que la inteligencia artificial latinoamericana avanza a dos velocidades. Algunos países invierten en centros de datos, regulaciones éticas y formación técnica. Otros todavía discuten si la IA es prioridad.

El resultado: un mosaico de estrategias, desconectadas entre sí, que diluyen el potencial de la región como bloque tecnológico.

La infraestructura invisible

El documento subraya una paradoja: América Latina produce talento, pero no logra retenerlo. Menos del 2 % de los investigadores activos en la región trabajan directamente en temas de inteligencia artificial.

La falta de financiamiento público y de infraestructura avanzada —como laboratorios, supercomputadores o ecosistemas de innovación— convierte la promesa del talento en una exportación más.

Mientras tanto, la dependencia tecnológica crece. Buena parte de los sistemas de IA en uso provienen de proveedores extranjeros. Se contrata la tecnología, pero no se genera conocimiento propio. 

Como advierte la CEPAL, “sin capacidades endógenas, la región corre el riesgo de convertirse en consumidora de soluciones externas”.
En otras palabras, la región aprende a usar la inteligencia artificial, pero no a construirla.

El dilema ético y social

Más allá de la economía, la adopción de IA plantea un problema cultural y ético: ¿quién decide cómo se aplica?

En muchos países, la regulación avanza más lento que la tecnología. La protección de datos personales, la transparencia de algoritmos o la supervisión del sesgo automatizado todavía no son temas prioritarios en la agenda pública.

Esta falta de gobernanza puede derivar en lo que los analistas llaman “asimetría de poder digital”: los algoritmos operan sobre poblaciones sin que éstas comprendan su alcance ni puedan cuestionar sus decisiones.

El ILIA propone un enfoque que combine innovación con derechos humanos, desarrollo sostenible y participación ciudadana. No se trata de frenar la IA, sino de guiarla.
Como resume el informe, “la inteligencia artificial debe servir a las personas, no sustituirlas”.

Una oportunidad que todavía es posible

A pesar de los rezagos, el informe identifica señales de esperanza. Países como Uruguay y Costa Rica avanzan en el uso responsable de datos y políticas de educación digital. Brasil promueve centros de investigación aplicada, y Chile trabaja en marcos éticos con participación académica y civil.

En conjunto, estos esfuerzos dibujan el inicio de una cooperación regional posible: un proyecto donde la IA no sea una imposición importada, sino un instrumento de desarrollo local.

El reto, según la CEPAL, es pasar de proyectos aislados a una estrategia de largo plazo que articule gobiernos, empresas y universidades. Sin esa coordinación, la región seguirá sumando diagnósticos, no resultados.

El papel de los líderes

El avance de la inteligencia artificial no depende solo de los ingenieros. Depende, sobre todo, de los líderes que entiendan su valor estratégico y humano. En un contexto donde la automatización redefine tareas, los responsables de talento tienen una misión crítica: formar, proteger y reconvertir.

La alfabetización digital y la ética organizacional dejan de ser un tema de capacitación y se vuelven una cuestión de supervivencia empresarial.

Como advierte la CEPAL, la transformación digital no ocurre por decreto. Ocurre cuando las instituciones y las personas se transforman a la vez.

Un cierre abierto

La inteligencia artificial está reconfigurando la economía global. En América Latina, el reto no es competir con las potencias, sino construir una visión propia: una IA que hable el idioma de la equidad, la educación y la productividad inclusiva.

El ILIA 2025 no es un diagnóstico pesimista, sino un espejo. Refleja lo que la región podría ser si logra conectar su creatividad con infraestructura, su talento con inversión y su diversidad con cooperación.

El futuro ya empezó. Pero aún puede escribirse desde aquí.

📄 Descargar el informe completo del ILIA 2025 – CEPAL:
https://www.cepal.org/en/pressreleases/latin-america-and-caribbean-accelerate-adoption-artificial-intelligence-though

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Orlando Solís

Orlando Solís

I aim to bridge the gap between achieving company goals and nurturing employee well-being, creating environments where success and satisfaction thrive in harmony.